Bendigo esta conspiración de utopías que sufren las penas que pesamos en nuestras balanzas improvisadas.
Hoy peso un sentimiento disparejo llamado decepción.
Cálido disparo de alientos:
Escupen gritan, lastiman, se desahogan,
¡encerrados en un globo! Gritan, Gritan, Anhelan.
Salir... pero por dentro están tan cómodos como miel sobre nieve veraniega.
¿Qué disparate puedes ser capaz de vociferar... Qué desahogo anhelas dejar escapar?
Simplemente dispara.
Grita tu nombre, retén aún el que no es tuyo.
Murmura una melodía poco dulzona... aviéntate al vacío en la próxima parada y evita esperar, de estar en la cola.
¡BUM!... Bum... Boomerang que regresa bajo el canto de un salto azulado que permite salir un permeable cálido e inesperado certamen de modelos vestidas de gélidos corazones. Pero ¿quien los nota?. Hoy nos excita solamente su presencia. Anhelamos su clemencia.
Dime quién se fijara en tu cálido bienestar, cuando te sientas tan bien como para no dejar de sonreir. Avientarán piedras ... y parecerá que el libre de pecados tiene más brazos. ¿De donde saldrán todos aquellos castigos?
Escaparán luego de retenidos por la discordia o disconformidad con uno mismo.
Uno mismo es todo, uno mismo crea todo.
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