"Nadie por ser joven vacile en filosofar ni por hallarse viejo de filosofar se fatigue. Pues nadie está demasiado adelantado ni retardado para lo que concierne a la salud de su alma. El que dice que aún no le llegó la hora de filosofar o que ya le ha pasado es como quien dice que no se le presenta o que ya no hay tiempo para la felicidad. De modo que deben filosofar tanto el joven como el viejo: el uno para que, envejeciendo, se rejuvenezca en bienes por el recuerdo agradecido de los pasados, el otro para ser a un tiempo joven y maduro por su serenidad ante el futuro. Así pues, hay que meditar lo que produce la felicidad, ya que cuando está presente lo tenemos todo y, cuando falta, todo lo hacemos por poseerla."


Epicuro: Carta a Meneceo

jueves, 8 de diciembre de 2011

Del Pozo





No creo en la iglesia, ni en su gran proyecto.
Pues se basa en el afecto, no en el trayecto.
¡El camino que se recorre es incierto!
El dogma confunde, se malinterpreta;
es víctima y a la vez causante de disputas.


Creencias. Creo yo que érase antes solo una.
Pues por siempre, pasado y presente,
existirá tan solo un pozo:
Un extraño pozo de agua pensante.

Pozo con sabias palabras,
con agua sabor a entendimiento,
y una posible mezcla de espiritualidad y razón
tan embriagadora como un seco ron.
Quién no anhelaría saber qué más hay en su interior.


Deseoso, cada cual hoy anda con jarrón propio;
caprichoso, cada uno con su cuerda personal; 
ansioso, cada cual con su respectivo balde;
codicioso, cada uno con insuficiente fuerza,
para cargar la enigmática carga, con extrema delicadeza.


Por todo ello, aún sufrimos polidipsia, y exasperados,
aún nos amarramos al cuello, esa misma cuerda.
Hay un algo que hace falta, que no llena, y ello se nota. 
Sé que el vacío queda, nunca muda.


Algarabía. He ahí el problema principal.
Noto hoy a cada cual, aprovechando en cuanto puede,
estirando más de lo que puede y debe,
para rozar la profunda, aparentemente escasa,
fascinante agua. Las gota que se obtiene,
nos es obviamente suficiente en nada.


¿Razón? Es aparente, 
 Es la gran cantidad de cuerdas el mayor estorbo. 
¿Se imaginan acaso, el extraño caso de enlazar el largo de cada una?
¡Cuanta sed se apaciguaría!, ¿se imaginaría?
 y con más de únicamente un par de brazos.


Todo ello, aplica en lo diario,
religioso, espiritual, o extraordinario.


 Veamos que cada vez hay más autos,
¡pero cada uno le pertenece a solo uno!
 Que cada uno dispone de un reloj de mano,
pues, prefiere evitar levantar su mirada,
y darse cuenta, de esta manera, si es de noche o mañana.


Cada cual, en su cubículo preferencial.
¡Qué ligereza de pensar!,
pues lloramos y quebramos, 
cuando en la cuenta nos damos,
que no hay nadie más que el viento frío,
quien nos susurre al oído.

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