El hálito zozobra, y la sonrisa mengua.
El culto al clérigo me es ya... ni secundario.
Proletario pensamiento...
Coetáneo, a un origen y nacimiento.
¡Pero Espiritual!
Las ansias enardecen... y como humo bajo la niebla...
para los ojos ya no existen.
Pero qué felicidad el que así sea,
pues ahora sumergiré la vista en un letargo,
oiré solo mis pensamientos,
y tejeré mis labios...
castigándolos por su naturaleza
y carácter tan toscos.
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